Crea un espacio de confianza

Los expertos* coinciden: de nada sirve conocer el funcionamiento de las redes sociales y la existencia de los retos si no disponemos de la confianza de los adolescentes para hablar de sus preocupaciones. Para conseguirla, es fundamental pasar tiempo de calidad con los hijos y seleccionar cuidadosamente el momento de abordar sus dudas: la seguridad digital y las buenas prácticas en línea son temas que deben tratarse en ambientes cómodos y seguros, como espacios compartidos de ocio, en los que los menores puedan compartir parte de su día a día virtual sin ser juzgados -y, a cambio, los adultos compartáis también experiencias propias, de modo que no sea una relación injusta-. Esto facilitará el diálogo en confianza, sabiendo que los padres o tutores serán abiertos sobre este y otros temas delicados.

Por ello también es importante quitar el tabú que puede pesar sobre la potencial peligrosidad de los retos, hablar de ellos con naturalidad y preguntar por la opinión del adolescente al respecto. Hay que tener en cuenta que será imposible mantenernos de manera permanente a su lado para protegerlos de prácticas peligrosas -algo que tampoco sería recomendable-, por lo que tendrán que ser capaces de ser críticos por su cuenta cuando llegue el momento. Si hemos podido poner los retos en palabras y hemos razonado sobre ellos en entornos de confianza, la experiencia sí puede quedarse con ellos y ayudarlos, llegado el momento, a discernir si vale la pena o no afrontar un desafío concreto.

Eso sí, al hablar con vuestros hijos sobre la naturaleza variada de los retos virales en internet, los expertos recomiendan no mencionar explícitamente aquellos que sean peligrosos, y tampoco dar demasiados detalles al respecto. Hacerlo puede tener un efecto contraproducente: si explicamos un reto con pelos y señales y luego pedimos a los adolescentes que no lo busquen, probablemente consigamos lo contrario, al haber alimentado su curiosidad -una cuestión que los adolescentes señalan como el principal motivo para realizar un reto-.

Un reportaje del periódico El País sobre el reto viral de la Ballena azul, un supuesto juego virtual de pruebas que invitaba a los jóvenes a autolesionarse y del que ya hemos hablado, descubrió que el boom mediático que recibió el reto, unido al estreno de la serie Por trece razones, disparó las búsquedas del reto en Google pese a que, a día de hoy, sigue sin haber pruebas de que el juego realmente existiera. La revisión de otros estudios similares coincide en apuntar que las noticias de suicidios pueden llevar a la copia de algunas acciones por parte de los jóvenes en función del trato que les den los medios.

*Liliana Arroyo, experta en transformación digital; Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital; Raquel Martín, profesora de ciclos superiores en el instituto l’Alzina.

«Si veo que perjudica mi salud, no lo hago (…) que puede perjudicar a tu salud mental. Si veo que hay muchos riesgos, no lo hago (…) que puede perjudicar a tu vida. Porque tú puedes decir alguna tontería o puedes participar en algún reto y que todo el mundo te diga algo y afecta a tu estado mental».
Albert, 15 años

Conoce la realidad de tus hijos

El comportamiento impulsivo y la baja percepción del riesgo entre los adolescentes vienen marcados por el hecho de que la corteza prefrontal, una zona del cerebro vinculada al comportamiento, todavía no está completamente desarrollada. Además, los adolescentes tienen prisa por entrar al mundo adulto, como respuesta al duelo que provoca el fin de la niñez. A estos factores, se les unen fenómenos sociales tales como la presión de grupo, o el sentimiento de pertenencia asociado al hecho de haber completado una tarea difícil, para dar forma a una etapa explosiva.

Si a esta definición tradicional de la adolescencia la sumamos el fenómeno de las redes sociales, que ha motivado que la interacción social -y, con ella, la edificación de la autoestima- se produzca en un mundo virtual, la viralidad de los retos online se explica sola: López Menacho lo define como la dictadura del like, pero podemos entenderlo como un camino sencillo para conseguir la aprobación del prójimo y de establecerse como adultos (quién completa el reto ya lo es; y quien no, no). Además, de paso, los jóvenes forman parte activa de una comunidad y tienen la ocasión de interactuar con sus referentes (youtubers, influencers), que en ocasiones son los propios promotores de los retos. Es decir que estos challenges llevan al extremo la idea de interacción social que promueven las redes sociales.

En este contexto digital, “igual que nos preocupamos por conocer las amistades y los grupos de gente con quienes se mueven nuestros hijos, debemos hacer un esfuerzo por conocer su realidad viral”, recomienda Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital: los grupos que sigue, los contactos en sus redes, sus preocupaciones digitales… En el nuevo paradigma creado por las redes sociales, conocer la realidad viral de los adolescentes es tan importante como conocer su realidad social, entendiendo, eso sí, que no debemos buscar tener un conocimiento y control absolutos: ése es un anhelo imposible además de poco recomendable.

Al fin y al cabo, la idea de hacerse valer es algo tradicional, lo único que ha cambiado es el contexto, marcado por una realidad tecnológica que hace la cadena de transmisión mucho más rápida y atractiva. Es decir, que los retos no son nada nuevo (recordad los típicos “a que no te atreves a…”, pero la velocidad a la que se comparten y el público al que alcanzan se han multiplicado en la era digital.

«Las personas somos muy curiosas y como no sabemos lo que va a pasar y no sabemos si nos va a afectar, quieres hacerlo porque te gusta, aunque sabes que es peligroso. A veces
la curiosidad mata».
Nino, 15 años

Ayuda a evaluar el reto

Los retos virales son de distinta índole, y la palabra challenge no debe llevarnos a pensar inmediatamente en peligro ni debe generar rechazo. Ha habido casos de jóvenes que han fallecido por llevar a cabo retos virales, y algunos incitan a realizar acciones que pueden tener consecuencias legales, es cierto. Pero también hay y ha habido numerosas iniciativas solidarias (como el ice bucket challenge) o de concienciación social y medioambiental (como el trashtag challenge), además de una infinidad de retos inocuos, ya requieran estos ejecutar bailes o realizar acciones variadas (como el manequin challenge o el bottle flip challenge). Por lo que no, no todos los retos promueven la violencia y el riesgo.

Tratar de educar solamente a través del miedo y de evitar las malas prácticas, sin explicar las oportunidades que ofrece un servicio o acción es algo a evitar. Por contra, el consejo que ofrecen los expertos* es mostrar la imagen completa, con sus potenciales peligros, sí, pero también con las posibilidades que ofrece, estableciendo un código de buenas prácticas que los adolescentes luego puedan aplicar por su cuenta.

Compartir los retos inocuos y preguntar a tu hijo por los pasos deben llevarse a cabo para completarlo, permitirá que la pregunta de “¿qué me pide que haga este reto?” cobre relevancia y se establezca como un hábito, que luego podrá aplicar por su cuenta cuando tenga que decidir si participar en uno o no. Desgranando el procedimiento del reto podrá identificar los riesgos y consecuencias, tanto físicas como legales, que pueden esconderse detrás y evaluar si vale la pena hacerlo o no.

Un ejemplo de reto aparentemente inocuo pero potencialmente peligroso es el stand up challenge, en el que una persona estirada en el suelo debe intentar levantarse mientras otra está de pie en su espalda y salta para estabilizarse sobre los hombros. Sin embargo, desgranando cada paso del reto, se puede intuir el peligro para ambos participantes debido a malas caídas: lesiones cervicales o en la columna.

*Liliana Arroyo, experta en transformación digital; Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital; Raquel Martín, profesora de ciclos superiores en el instituto l’Alzina.

Reconoce la presión de grupo

El grupo es una parte fundamental en el desarrollo social y emocional de los jóvenes: puede ayudarles a desarrollar habilidades nuevas o a participar en actividades diferentes. Pese a ser una herramienta positiva en muchas ocasiones, también puede tener un efecto negativo e involucrar a otros en conductas peligrosas como, en el caso que nos ocupa, el llevar a cabo retos poco prudentes.

De nuevo, esta situación se magnifica con la aparición de las redes sociales. Una situación en la que el grupo de amigos del adolescente ha realizado el reto y lo ha compartido en redes sociales, y en la que su referente ha hecho lo propio, reforzará la presión también en el mundo virtual. Y si nadie se ha atrevido a hacerlo, la dictadura del like de la que habla Javier López Menacho ofrece al primero en llevarlo a cabo un camino corto para generar reconocimiento social.

Por ello es importante reforzar, de nuevo, una comunicación abierta en la que puedas explicar a tu hijo que es normal que se sienta presionado si sus amigos han hecho algo que él no ve claro llevar a cabo, y recordarle que en el mundo real, los retos y las satisfacciones no son atreverse o no a hacer algo arriesgado, son otra cosa; y que él como individuo es válido y no debe ponerse en riesgo ni sobrepasar los límites que él cree razonables.

Los alumnos consultados coinciden en que para ellos la salud y la seguridad -suya y de terceros- son lo que limita, en última instancia, su decisión de realizar o no una acción. Los adolescentes quieren a toda costa ser reconocidos como adultos capaces de tomar sus propias decisiones, por lo que preguntar “¿qué es importante para ti?” puede ser una buena manera de empoderarlos y corresponsabilizarlos, además de recordarles esos límites autoimpuestos.

Fórmate

Las generaciones más adultas no vivieron de cerca el cambio a lo digital, sino que este mundo pasó a ser parte de su vida. Como resultado, en muchos casos los padres y madres no tienen ni conocen las herramientas para acceder a la realidad virtual, con lo que el contexto en el que se desarrollan y viralizan los retos, extremadamente complejo por sí mismo, les resulta extraño. Formarte para conocer y comprender en qué realidades se mueve tu hijo o hija es algo recomendable, pero no hay que olvidar que la peor brecha que puede darse es la de la confianza y la comunicación. Los expertos* coinciden en apuntar que el conocimiento de lo virtual no sirve de nada si no hay un espacio y una relación humana con el adolescente donde tratar los peligros que pueden llegar a haber.

La formación también puede llevarse a cabo conjuntamente con los adolescentes, preguntándoles a ellos qué retos conocen, cuáles han hecho y cuáles no harían. En el anhelo por sentirse adultos, saber que tienen un conocimiento más amplio sobre un tema puede contribuir a compartir conocimiento con mayor satisfacción. Preguntar sobre sus amigos también puede ser una buena estrategia, ya que en ocasiones los jóvenes están más dispuestos a hablar sobre ellos que sobre sí mismos.

Por otro lado, algunas páginas web como Pantallas Amigas ofrecen guías sobre el funcionamiento de las principales plataformas de moda entre los adolescentes, para poder conocer mejor la realidad virtual de los adolescentes. Este es el caso también del Instituto Nacional de Ciberseguridad, cuyas guías pueden descargarse gratuitamente, y que disponen de una línea de ayuda: cualquier ciudadano o ciudadana en general puede llamar al 017 para consultar cualquier duda o problema que puedan tener.

*Liliana Arroyo, experta en transformación digital; Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital; Raquel Martín, profesora de ciclos superiores en el instituto l’Alzina.

«Si viera a alguien que quiere hacer un challenge peligroso le enseñaría cosas que le demuestren que si lo hace, le saldrá mal».
Nino, 15 años

Guías para profesores

Hay retos… y retos

Internet ofrece un mundo de posibilidades: información ilimitada al alcance de la mano, conexiones directas con personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia, la posibilidad de darse a conocer a nivel global… Evidentemente, como todo, la conexión también comporta peligros y riesgos, pero eso no la vuelve un elemento que no debamos conocer, trabajar ni utilizar en la escuela.

Igual que con internet, los retos no son intrínsecamente malos. Su naturaleza puede ser de distinta índole.

El consejo que ofrecen los expertos* es mostrar la imagen completa, destacando las buenas prácticas a seguir para no caer en los peligros de los retos, y empoderando a los menores para que tomen sus propias decisiones de las cuales deben ser responsables.

Intenta, por lo tanto, mantenerte al día de los desafíos más virales del momento, tanto los que tienen un impacto positivo como los que son potencialmente peligrosos. Los propios jóvenes pueden informarte de los más populares, y páginas como Wikipedia disponen de listados actualizables que recogen los más populares de los últimos años.

*Liliana Arroyo, experta en transformación digital; Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital; Raquel Martín, profesora de ciclos superiores en el instituto l’Alzina.

Establece una relación de confianza

“Los docentes son los principales influencers de los adolescentes”, dice Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital. Son los que pasan más tiempo con ellos y tienen una conexión más directa. Es decir que, en definitiva, el profesorado tiene una gran capacidad de influenciar a sus alumnos. Por ello es importante establecer una relación de confianza que permita crear un clima en el que estos últimos puedan explicar sus preocupaciones y experiencias en la red, en privado, si es necesario, lo que será el punto de partida para identificar un posible problema y ponerle remedio.

Estos entornos de confianza son importantes, porque detrás de la realización de retos arriesgados puede esconderse una problemática más amplia, a la que Raquel Martín, profesora del instituto l’Alzina de Barcelona, pone nombre: el trato con la familia, que no se sientan bien con ellos mismos, la necesidad de formar parte de un grupo y ser valorado, de no ser rechazado por su entorno… fenómenos como la presión social o la búsqueda de reconocimiento y notoriedad en el grupo de amigos.

«A veces nos merecemos un escarmiento, que nos pase y a ver si lo vuelves a hacer. Si
te están avisando y lo sigues haciendo, cuando te pase algo ya será demasiado tarde. Ahí ya dejarás de hacerlo. Yo creo que las personas somos muy de ir en contra de las reglas. Lo que no se puede hacer, lo vamos a querer hacer. Somos rebeldes. Lo prohibido es tentador».

Nino, 15 años

Incorpora los retos en clase

“Puedes hablar de economía debatiendo sobre la polémica de los influencers viviendo en Andorra, o introducir la Segunda Guerra Mundial utilizando los mapas del juego Call of Duty”, expone Liliana Arroyo, experta en transformación digital. Incorporar a los influencers a los que siguen los menores en clase permite acercar la temática que se trabaja con un ejemplo cercano a ellos, pero además abre el debate sobre las oportunidades y las amenazas que ofrecen internet y el mundo virtual.

“Los influencers son espejos”, precisa Liliana, es decir que dicen más de los adolescentes que los siguen que del propio creador de contenido. Por lo tanto, juzgar e invalidar a un influencer directamente, juzga e invalida al propio adolescente; por contra, debatir sobre las prácticas del creador de contenido e incluirlo en clase como ejemplo, es una práctica que permite al adolescente sacar sus conclusiones en un entorno seguro donde no va a ser juzgado.

Del mismo modo, traer los retos al aula es otra opción válida y que ha mostrado, hasta ahora, muy buenos resultados como demuestra, por ejemplo, el proyecto Misión Alba, que se encuentra ya en su cuarta edición y cerró el curso pasado con más de 10.000 participantes. La educación por desafíos es un modo de plantear los contenidos curriculares en los que el profesor busca trabajar su aplicación en el mundo real. Al explicar una situación reconocible para los alumnos, se plantea un debate y una serie de preguntas y desafíos que deberán resolverse usando la tecnología disponible en el aula.

Estas son maneras de utilizar las nuevas tecnologías de manera activa en el aula, a la vez que se crea un espacio seguro donde hablar de la red y resolver dudas al respecto sin que los alumnos no se sientan juzgados.

Empodera a los adolescentes

El entorno digital, con las redes sociales como estandarte, ha multiplicado la velocidad a la que se comparten y el público al que alcanzan.

En esta circunstancia, explotar el sentido de la responsabilidad de los jóvenes se vuelve más importante si cabe, dado que están expuestos a un mayor número de estímulos que hace unos años. Los menores, cuyo máximo anhelo es ser tratados como adultos, deben poder tomar sus propias decisiones, de las cuales serán responsables, pero deben hacerlo siendo conscientes de las consecuencias de sus actos. Es importante establecer las consecuencias que los actos en el mundo virtual pueden tener en la realidad.

Por otro lado, los menores consultados en la elaboración de esta guía tenían claro que, en última instancia, el límite para decidir si participar o no en un reto es su salud y la de las personas de su entorno. Este límite autoimpuesto debe pasar por delante de la presión social y del sentido de pertenencia a la comunidad que se deriva del uso de las redes sociales, por lo que, de nuevo, reforzar que su opinión como adulto es perfectamente válida ayudará a mantener estos límites estables.

Si ayudamos al adolescente a entender que sus decisiones y opiniones son válidas por ellas mismas, independientemente de la opinión de terceros, y que sus acciones pueden tener consecuencias, lo podremos empoderar para que se responsabilice de las decisiones que tome.

«A veces digo ‘te lo digo pero no se lo cuentes a nadie’. Pero luego entra en un bucle y cuando llegas a casa, tu madre ya lo sabe. Y lo sabe todo el mundo». Julen, 15 años

Mantén una comunicación fluída con los padres

Los padres y tutores han de conocer la realidad virtual que envuelve sus hijos y cómo gestionarla. Por ello es importante mantenerlos informados sobre las prácticas populares detectadas en el centro escolar, habiendo verificado y comprobado previamente la precisión de la información, y evitando mencionar el nombre del desafío y pidiéndoles que tampoco ellos lo hagan.

Lo mejor es centrarse en consejos y herramientas formativas que pueden usar los padres, madres y tutores: tratar los retos como un concepto global, que incluye prácticas positivas y otras de negativas; proponiendo la creación de espacios para reforzar la relación de confianza entre niños y adultos; y recomendando el pensamiento crítico sobre los contenidos de internet.

Consejos para estudiantes

Establece límites

La naturaleza de los retos virales es variada. Imitar bailes, quedarse quieto, tirarse agua helada por encima… En los últimos años se han hecho muy populares en Youtube, TikTok o Instagram, por ejemplo. Sin embargo, a este tipo de challenges, algunos solidarios y otros simplemente divertidos y aleatorios, se le unen también los que tienen una naturaleza peligrosa, que pueden comportar poner en riesgo nuestra salud física o pueden tener consecuencias legales. Ante ellos, y ante el hecho de que algunos amigos los hayan llevado a cabo, es normal sentir ganas de tratar de llevar a cabo alguno de ellos. Sin embargo, antes de hacerlo, pregúntate: ¿qué es lo más importante para ti?

Al enfrentar un reto viral que dudas si llevar o no a cabo, debes tener claros los límites que no quieres sobrepasar. Todos los adolescentes consultados han tenido claro que para ellos el límite es su integridad física (y la de las personas a las que podría afectar el reto): es decir, que en ningún caso llevarán a cabo aquellos desafíos que pueden representar un peligro para su seguridad o la de terceras personas.

Aún así, pese a que el peligro de algunas de estas prácticas es evidente y fácilmente identificable, en otros casos el riesgo no es tan obvio. Antes de tomar tu decisión, desgrana el reto a trozos, piensa en qué te exigirá cada paso e identifica posibles peligros asociados a cada uno. Si alguno de ellos te pide sobrepasar tu límite, recuerda que tu opinión al respecto es perfectamente válida y pasa por delante de la de tus compañeros.

¿Dudas? ¡Es normal!

Los retos son llamativos, y cuando se viralizan, es fácil dejarse llevar por la inercia y quererlos hacer a toda costa. Por ello es importante tratar de parar un instante antes de llevarlo a cabo y pensar en los límites definidos y que no quieres traspasar. Sin embargo, aún con ellos en la cabeza, es normal dudar ante los estímulos que rodean al desafío en cuestión.

Traducir tus dudas a palabras, y expresarlas a las personas de confianza puede ayudarte a tomar la decisión de si participar o no en el desafío. Estas personas de confianza pueden ser tus padres, tu profesora, tu amigo… Por buena relación que tengas con todos ellos, quizá no te sientas cómodo con cualquiera para tratar el tema en cuestión. Identifica a las personas ideales a quienes plantear tus dudas, y compártelas.

Tú mandas

En ocasiones, los challenges resultan tentadores porque ofrecen un reconocimiento social inmediato en forma de likes; o porque la mayoría de tus amigos los han llevado a cabo; o porque tu influencer favorito te incita a hacerlo… Hay mil razones para llevarlos a cabo. Todos estos factores, esta presión social, empuja a actuar impulsivamente. Es en estos momentos donde es importante recordar que tú, como individuo, eres válido para tomar tus propias decisiones, y que tu opinión es perfectamente válida.

Los expertos* recomiendan no perder la perspectiva de que la consecución de retos virales sólo tiene un efecto en tu realidad virtual, aquella que se desarrolla en internet. En la realidad física, los retos y los desafíos son otros que, de hecho, algunos challenges pueden poner en peligro, ya que pueden tener consecuencias en un futuro. Ten esto presente y pon en perspectiva a tus referentes: ¿son aquellos que promueven actividades peligrosas sin contribución a la vida real, o aquellos que llevan una vida sana?

*Javier López Menacho, escritor y especialista en comunicación y reputación digital; Raquel Martín, profesora de ciclos superiores en el instituto l’Alzina.

«Antes de hacer cualquier cosa, consulto gente de confianza para que me dé consejos para no liarla porque a esta edad vamos totalmente borrachos y haces cualquier cosa que te perjudica y no te enteras».
Nino, 15 años

Ayuda a tus amigos y más allá de los retos

Del mismo modo que es recomendable pedir ayuda cuando dudamos de si tomar o no un riesgo y llevar o no a cabo un desafío, también es importante estar ahí si tus amistades se encuentran en una encrucijada similar. Ser un soporte para tus amigos cuando lo necesiten y lo pidan es importante: plantéales preguntas que les ayuden a identificar los riesgos a los que se les expone un reto en cuestión, y recomiéndales consultarlos con adultos de confianza, como sus padres, si su relación es apta para ello; o un profesor o profesora con quien tengan una buena relación.

Sin embargo, pedir ayuda no siempre es sencillo. O, en ocasiones, un amigo puede no detectar el riesgo que se esconde detrás de una práctica aparentemente inocua. Si detectas un comportamiento potencialmente peligroso en uno de tus compañeros, no dudes en hacérselo saber.

Cumplir retos es una manera de conseguir reconocimiento entre tus compañeros y amigos. En el mundo virtual, los likes que obtenemos al cumplir con un challenge nos generan satisfacción y ganas de más. Sin embargo, el mundo real es muy diferente del que vemos en redes sociales. Los retos a afrontar en el día a día de la realidad física son algo muy distinto a lo viral.

Dejarse llevar por la realidad virtual puede ser perjudicial, y ha llevado, en algunos casos, a desarrollar una adicción a las nuevas tecnologías. Además, las redes sociales pueden ser especialmente nocivas: una serie de reportajes de The Wall Street Journal titulada ‘Los archivos de Facebook’ (The Facebook files) revisó documentos internos de la entidad y desveló que Instagram es una red tóxica para las adolescentes, siendo ésta una información que la propia entidad conoce.

Este artículo ha sido escrito por Verificat.cat

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